
El papel de las mitocondrias y cómo la comida influye en su salud
Las mitocondrias son las "centrales energéticas" de nuestras células. A medida que envejecemos, su función se deteriora, reduciendo la producción de ATP (la molécula que alimenta todas las reacciones celulares) y generando más especies reactivas de oxígeno (ROS), causantes de daño acumulativo en el ADN y las proteínas【2】.
¿Por qué importa la dieta?
Los nutrientes que ingerimos impactan directamente en la integridad mitocondrial:
- Antioxidantes (polifenoles, vitaminas C y E) neutralizan ROS antes de que causen daño.
- Precursores de NAD⁺ (NMN, NR) restauran los niveles de esta coenzima central en el metabolismo energético y en la activación de las sirtuinas, enzimas clave para reparar el ADN【1】.
- Ácidos grasos saludables (omega-3) mejoran la fluidez de las membranas mitocondriales y potencian su eficiencia.
Además, las plantas sometidas a estrés (temperaturas extremas, sequía o ataques de insectos) producen más fitoquímicos de defensa —como sulforafano o resveratrol— que actúan como potentes activadores mitocondriales y epigenéticos【3】【4】. Una visita a un huerto de altura o a plantas del norte de Chile puede inspirarte: esas plantas "estresadas" son minas naturales de compuestos antiedad.
David Sinclair y su enfoque alimentario
El investigador David Sinclair, pionero en longevidad, sigue una dieta mayoritariamente basada en plantas (rico en verduras, frutos rojos y legumbres) pero no renuncia por completo a la carne: la incluye tras el entrenamiento para optimizar la recuperación muscular. Su enfoque combina lo mejor de ambos mundos: fitonutrientes vegetales y proteínas animales de alta calidad【1】.
7 alimentos imprescindibles que no pueden faltar en tu despensa
A continuación, los siete superalimentos mejor respaldados por la ciencia para activar tus genes antiedad:
Brotes de brócoli
Componente clave: Sulforafano
Los brotes de brócoli, especialmente cuando la planta ha soportado estrés, concentran hasta 100 veces más sulforafano que el brócoli maduro. Este compuesto activa vías de detoxificación y protege la función mitocondrial【3】.
Uvas tintas y vino tinto
Componente clave: Resveratrol
Producido por la vid bajo condiciones de estrés (sequía, hongos), el resveratrol activa las sirtuinas y mejora la sensibilidad a la insulina. Estudios en modelos animales muestran extensión de vida y mejora cardiovascular【4】.
Bayas (arándanos, maqui)
Componente clave: Antocianinas
Chilenas como el maqui son ricas en antocianinas, antioxidantes que atraviesan la barrera hematoencefálica, combaten la inflamación cerebral y protegen las mitocondrias celulares【5】.
Nueces y almendras
Componente clave: Ácidos grasos omega-3 y vitamina E
Protegen las membranas mitocondriales, reducen la peroxidación lipídica y mejoran la función neuronal y cardíaca.
Té verde
Componente clave: EGCG (galato de epigalocatequina)
Este polifenol estimula la biogénesis mitocondrial y modula rutas de autofagia celular, favoreciendo la renovación interna【6】.
Edamame y palta
Componente clave: Precursores de NMN
Legumbres como el edamame contienen NMN natural. La palta aporta grasas monoinsaturadas y fitonutrientes que optimizan la absorción y la síntesis de NAD⁺【7】.
Cúrcuma
Componente clave: Curcumina
Más allá de su acción antiinflamatoria, la curcumina mejora la función mitocondrial y activa rutas epigenéticas asociadas a la longevidad【8】.

Los 7 superalimentos antiedad según la ciencia
Conclusión
La "dieta de la longevidad" no es una moda pasajera: es una estrategia basada en evidencias que combina hábitos saludables y nutrientes específicos para mantener tus mitocondrias jóvenes y tus genes antiedad activos. Empieza hoy mismo incorporando estos alimentos, elige productos de calidad (plantas estresadas, fermentados o tratados mínimamente) y recuerda el enfoque de David Sinclair: mayormente plantas, con algo de proteína tras el ejercicio.
Una alimentación inteligente puede encender tu reloj biológico y abrirte la puerta a una vida más larga y plena.
Referencias científicas
- Sinclair, D. A. (2019). Lifespan: Why We Age—and Why We Don't Have To. Atria Books.
- Picard, M., & Turnbull, D. M. (2013). Mitochondrial function and aging. Trends in Cell Biology, 23(5), 188–195.
- Zhang, Y., et al. (1992). A major inducer of anticarcinogenic protective enzymes from broccoli: isolation and elucidation of structure. PNAS, 89(6), 2399–2403.
- Baur, J. A., & Sinclair, D. A. (2006). Therapeutic potential of resveratrol: the in vivo evidence. Nature Reviews Drug Discovery, 5(6), 493–506.
- Wolfe, K., et al. (2008). Antioxidant capacity and phenolic content of strawberry, blackberry, blueberry, and cranberry. Journal of Agricultural and Food Chemistry, 46(10), 4237–4242.
- Cabrera, C., et al. (2006). Beneficial effects of green tea: a review. Journal of the American College of Nutrition, 25(2), 79–99.
- Mills, K. F., et al. (2016). Long-term administration of nicotinamide mononucleotide mitigates age-associated physiological decline in mice. Cell Metabolism, 24(6), 795–806.
- Rajendran, P., et al. (2014). Curcumin's potential in mitochondrial health and aging. Biochimica et Biophysica Acta, 1840(9), 2521–2533.
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